Yo soy de McGregor

Nos posicionamos de lado del luchador irlandés... porque nos pone y mucho

El mundo de la lucha libre tiene una cita el próximo sábado, día 26, con el combate del milenio que enfrentará en el T-Mobile Arena de Las Vegas (EEUU)a Floyd Mayweather y Conor McGregor. Quiero dejar claro desde ya, aunque el mundo de la lucha nunca haya sido lo mío, que yo soy de Mcgregor.

Insisto, no sé si Maywather es mejor que Mcgregor o viceversa, pero me encanta el luchador irlandés de peso pluma y peso ligero con ese look a medio camino entre el macarra matón de locales de carretera y ese señor mitad excéntrico, mitad elegante, en lo que a su atuendo y estilo de vida se refiere.

Este deportista de 29 años puede presumir hasta la fecha de haber sido campeón de peso pluma y ligero simultáneamente en la UFC, logro que lo convierte en el primer y único luchador en ganar dos títulos en dos divisiones diferentes al mismo tiempo.

Méritos deportivos aparte, lo que no se puede negar es que Conor no suele pasar desapercibido allá por donde pise. Ya sea en el ring, dónde ese cuerpo, menudo pero fibrado, cubierto de tatuajes no puede dejarte indiferente, o con su variopinto fondo de armario, en el que los diseños extravagantes, en los que predominan llamativos estampados, y la sobriedad de sus trajes a media lo definen.


Y es que según confesó en alguna publicación el sastre del luchador, éste invierte entre 4.000 y 10.000 dólares por cada traje a medida. Por lo que, antes de cada combate, y el sábado tiene otro, suele encargar entre 8 y 10 unidades, que le genera un gasto entre 32.000 y 100.000 dólares. Eso sí, ya que se gasta esta ingente cantidad de dinero, le gusta llevar los trajes perfectamente a medida.

Una millonada innecesaria cuando como mejor está Conor es sin ropa, como ya lo demostró en un reportaje en el que posó completamente desnudo para The Body Issue. Unas imágenes que son una joya y que nos muestran las mejores vistas del trasero del deportista. Ese cuerpo es pura fibra y, a simple vista, no le sobra ni le falta nada.

Y es que nos ponen los chicos malotes, con esa barba varonil, 'made in' Irlanda, y ese pelo casi al cero, que refuerzan la dureza de su rostro... en fin, si te has quedado con ganas de más, porque yo sí, mira el 'make in off' de este sugerente reportaje, que no puede más que servir para corroborar que yo soy de McGregor.



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