Cara de niño bueno, cuerpazo de chico malo

Abraham García, uno de los chicos más deseados de la televisión

Desde que apareció por primera vez en nuestra televisión en aquel experimento televisivo llamado Gandía Shore todos los ojos se posaron en él y eso que no era el cachas más impactante de la edición. Con esa cara de niño bueno y  cuerpazo de chico malo, Abraham García Arévalo se ha convertido desde entonces en uno de los chicos más deseados de la televisión.



Carne de reality desde aquel programa de la MTV sobre un grupo de chicos y chicas a los que sacaban todos los días de marcha, Abraham ha sabido hacerse un hueco en la televisión, tanto nacional como internacional. Aquí en España fue uno de los concursantes de la edición 2014 de Supervivientes, que ganó finalmente, aunque estuvo a punto de abandonar. Pero en Chile formó parte del concurso Doble Tentación, en el que una serie de parejas famosas conviven con personajes anónimos.

Sin olvidar que fue uno de los seleccionados para formar parte durante dos temporadas de Super Shore,  un reality en el que participaron concursantes de España, México e Italia procedentes de Gandía Shore y Acapulco Shore. Actualmente es colaborador habitual de Telecinco, dónde se le puede ver en los programas relacionados con Supervivientes o como reportero en el programa Volverte a Ver, de la misma cadena.

Abraham García Arévalo tiene 26 años y es natural de Campo Real, en Madrid.  Se confiesa un apasionado de los deportes de riesgo, como el motocross y, como salta a la vista, le gusta cuidar su cuerpo, acudiendo al gimnasio, aunque no es un tema que le obsesiones especialmente, ya que no se considera nada superficial.  Si tuviera que definirse lo haría como una persona de grandes ambiciones y sueños.



Lo que no puede negar es que sabe que gusta tanto al público femenino como masculino y el madrileño se deja querer, no teniendo problema alguno a la hora de tontear con personas de su mismo sexo. Y, si no, que se lo pregunten al presentador Jorge Javier Vázquez, con el que mantiene una tensión sexual no resuelta cada vez que coinciden en un plató de televisión. Y tan normal.

Todos recordaremos un reportaje que se marcó con la revista Shangay, todo un referente entre el colectivo LGTB+, en el que Abraham protagonizaba una sesión fotográfica sin reparos ni pudores en una sauna gay, posando como más le gusta: con poca ropa o prácticamente desnudo.

"Amo al público gay, que me ha apoyado desde el principio y está siempre ahí. Mis padres me educaron para respetar a todo el mundo desde pequeño, y eso hago. Tengo muy clara mi condición sexual: amo a las mujeres y las cuido como si fueran un tesoro. Pero también adoro a los gays".

Y es que el chico siempre ha confesado que le encanta el naturismo y que, siempre que puede, lo suyo es ir desnudo. Con un cuerpo como el suyo no es de extrañar que ponga reparos a la hora de quitarse la ropa, aunque sea delante de una cámara. Así hablaba en el mismo reportaje para Shangay sobre este tema.
"Es que no tengo ninguna vergüenza ni nada que esconder; lo que enseño no es algo que no se haya visto ya millones de veces. Nací desnudo, y estoy desnudo siempre que puedo. En mi casa ando siempre en pelotas, y cuando veo que la cosa se calienta en cualquier sitio en el que esté, haya o no cámaras, soy el primero que se desnuda sin ningún tapujo… Soy un poco sinvergüenza, ya lo dice mi madre".
Si es que lo tiene todo para tenernos enganchados a él. Además de esa cara de niño bueno y ese cuerpazo de chico malo, nos encanta su caracter desinhibido a la hora de ser el primero en quitarse la ropa cuando la ocasión lo requiere o esa forma de ver la vida tan natural y liberal en la que no hay cabida para los prejuicios. Él sólo vive y deja vivir, por lo que siempre es un placer coincidir en el vestuario con chicos como él.



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