Paseo por los morbos sexuales en plena naturaleza

"Siempre que salgo al campo, que es un diario por mi profesión, termina sobrándome la ropa"

El mundo rural siempre ha sido un foco importante de fantasías sexuales. El sexo al aire libre en la naturaleza salvaje es algo que suele poner mucho a los seres humanos. Y hoy lo queremos satisfacer, en parte, dándonos un paseo por los morbos sexuales en plena naturaleza. Lo haremos con un chico que dice que la vida no es un cuento de hadas, pero la suya es pura fantasía en el campo.


Cristian tiene 35 años y es de Barcelona. Trabaja como auxiliar veterinario, por la mañana en una granja y en horario de tarde en una clínica veterinaria. Nos comenta que ama "la naturaleza, los ambientes rurales y los animales". Por lo que cuando sale al campo, que es un diario por su profesión, asegura que "siempre termina sobrándome la ropa".

Lo que más morbo le da es que "mientras paseo por la naturaleza me salga un buen leñador con un buen tronco ". Algo que, confiesa, suele ocurrir últimamente con frecuencia, ya que "salen como conejillos y, la última vez, lo hice en un pajar". Según nos cuenta Cris, ese día hacía "mucho calor y me fui quitando ropa. Entonces apareció él y comenzó a espiarme. Al final se acercó y nos hicimos unas pajas en un pajar".

Y es que es fácil verlo desnudo en la granja en la que trabaja, dando rienda suelta a su faceta más exhibicionista. "Sobre todo en verano, durante los descansos, en la zona del río", añade, " e incluso en las balas de paja echando la siesta ". Por ello no es extraño que alguna vez lo pillen o que sea él el que pille a algunos de sus compañeros, dándose el caso, además, "que algún proveedor de visita termine echando la caña".



Ya que, no se asusten, la granja en la que trabaja Cris está cercana a una zona de cruising, por lo que la presencia de tíos con ganas de pescar suele ser constante. Y al final "algún despistado termina acercándose a la masía". Allí nuestro chico trabaja al cuidado de los animales y el entorno.

Cuando le preguntamos a qué huele una persona que trabaja en el campo, Cristian nos contesta que a "leña recién cortada", por lo que suele despertar el morbo de los tíos con los que liga. Alguno, nos comenta, "me ha propuesto ir a la charca a dar de comer a los peces pero en verdad quería que le diera yo a él de comer".

La experiencia más morbosa que ha vivido hasta la fecha fue aquella vez, recuerda, "que me estaba masturbando detrás de unos árboles y de repente aparecieron tres compañeros. Éstos se unieron conmigo y aquello acabó con mucho pringue, por lo que tuvimos que cambiarnos los monos de trabajo". Y es que, como él mismo dice, "en el trabajo siempre se hacen buenos amigos ".



Una filia sexual en su vida... La mecanofilia, es decir, "me excita mucho hacerlo en los vehículos tractores, en coches o motos ". Y lo ha probado, como una vez en un tractor en el que "me metí un buen tronco tanto por arriba como por abajo, con unas pajas y sobeteos previos, metiendo bien la primera del tractor". Además de darle mucho morbo el sexo en la caja de los camiones, donde llevan la carga o la mercancía.

Además a Cris le excita ver a sus compañeros meando en el campo o cambiándose en los vestuarios, y es que el tema del espionaje o el voyeurismo también está entre sus principales filias sexuales. Asegurando que "no soy el único de la empresa, ya que hay más mirones de la cuenta". Lo más morboso que ha espiado en su trabajo ha sido "ver a dos hombres enjabonándose en la ducha".

Pero, si lo encontrásemos desnudo en la masía o en el campo dice que seguro que nos fijaríamos en su culo, y no lo dudamos. Aunque, para él, la parte de su cuerpo que más le gusta es su boca, ya que "dicen que la sé usar muy bien". Con estas confesiones, nos hemos quedado con ganas de mas, así que vamos a seguir con este paseo por los morbos sexuales en plena naturaleza, pero a solas con Cristian.




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