No lo llames porno, llámalo poesía

Crítica de la escena porno Guys Alone de la productora Tetatita

El Acomodador no puede ocultar su especial predilección por el cine con la firma de Bel Gris y la producción de Tetatita. Y, por eso, le ha faltado tiempo para sacar la lupa y analizar al detalle su última escena, Guys alone. El cine porno vuelve a nuestro vestuario una vez más y lo hace con una producción que de nuevo destaca por su toque de distinción y elegancia. Y es que, no lo llames porno, llámalo poesía.

  • Título: Guys Alone.
  • Producción: Tetatita.
  • Actores: Bel Gris y compañía.
  • Duración: 13:57 minutos.
  • Géneros: Masturbación, gayfriendly.

Como ocurre en el cine convencional y como ya habremos expresado en más de una ocasión, existen las películas comerciales y luego está el cine de autor. En este segundo grupo, aunque en la industria pornográfica, se ha hecho un hueco con nombre propio el cineasta Bel Gris con los trabajos que realiza para su productora Tetatita.

Ahora vuelve al Cineclub X de nuestro vestuario con Guys Alone. Y, como el título indica, eso es lo que vemos en la escena: dos chicos solos y que saben sacar muy buen provecho a sus momentos de intimidad en casa. El corto se estructura en tres planos, que se van intercalando: dos de masturbación compartida y uno del momento ducha de Bel Gris.

Lo que más me puede inquietar es la relación que existe entre las tres secuencias, si es que hay alguna, no entendiendo mucho los planos del baño. Pueden ser, perfectamente, tres momentos de la intimidad de estos hombres de manera independiente. O, bien, alguno de ellos puede ser producto de la fantasía que pudiesen emplear como recurso para estimularse sexualmente.

Baño de Bel a un lado, aunque siempre es un placer verlo delante de la cámara. Nos centramos en los dos momentos masturbación. Por una parte, en el dormitorio, con litera de por medio y el juego que puede deparar. Bel Gris descubre que su compañero de cuarto se está masturbando en la cama de abajo y él decide seguir el ejemplo, en la cama de arriba, mientras lo espía de vez en cuando.

Muy acertado el recurso del blanco que impregna de pureza el dormitorio, tanto por el color de la litera como el de la pared. Esos planos a través de los barrotes, esos primeros planos de las pollas o esa cámara espía que graba desde la puerta, captando la perspectiva de las dos masturbaciones, la de arriba y la abajo, son muy acertados.

El dormitorio se convierte en un templo del placer o del onanismo, en el que no faltan, casualidad o no, las campanas que se cuelan desde fuera de la casa. Bendiciendo con sus sones de metal ese momento tan íntimo y místico, y, por qué no, tan saludable. ¿Quién no ha simulado que penetra los barrotes de una cama o litera? Pues Bel lo hace en esa cotidianidad hecha porno tan habitual en sus producciones pornográficas realistas.

Uno de los planos más bellos

En el otro escenario, en el salón, ambos también se masturban, pero aquí lo hacen de manera presencial, sin esconderse el uno del otro. Destacar los planos contrapicados de sus sexos, que le dan grandiosidad y majestuosidad a esta herramienta de placer, protagonista indiscutible de de esta secuencia.

A pesar de la cercanía, en esta ocasión, no hay contacto físico entre ambos hombres, sólo esos cruces de miradas tan morbosos. Pura curiosidad, de ver, mientras te masturbas y das placer, cómo tu compañero de juego disfruta al igual que tú. Así como esos juegos tan varoniles y que todo el mundo ha hecho en alguna ocasión. Me refiero a medirse el sexo con el mando de la televisión, por ejemplo.

La poesía también tiene cabida en esta secuencia, ya que creo que incluye uno de los planos más bellos que he visto hasta la fecha en el porno. Hablo de ese contacto entre el sexo de Bel Gris y esa rosa blanca, aunque de tela, del jarrón del salón. Su polla simula a esa abeja, que segundos antes se colaba en la escena revoloteando la terraza de la casa, y que intenta polinizar esa flor. Pura poesía hecha porno.

Piano o sonido ambiente

El silencio o los sonidos ambientales, ya hablábamos antes de las campanas, se combinan con la música del piano, que aparece en algunos momentos, para conformar la banda sonora de esta escena con doble masturbación. Y, como tal, su final, es una doble eyaculación, una explícita y otra implícita. Siendo esta última, la de la secuencia de la litera, la más impresionante. Sin temor a equivocarme si afirmo que la cara de los dos tíos, arriba y abajo, mientras se corren, es de lo mejor de esta producción porno.

De la explícita, sólo nos quedamos con ese juego o broma final en la que el semen tiene un papel protagonista, ya más relajado y tras ese momento de risa enigmática. Ya que, sigo sin encontrar una respuesta a la incógnita de ¿por qué se ríen los hombres que comparten paja una vez que se han corrido? Mientras encuentro una respuesta, le doy un 9 a la escena.
  • LO MEJOR: Convertir el porno en poesía. Su elegancia y naturalidad.
  • UNA PEGA: La escena de la ducha no termina de encajar.
  • UNA CURIOSIDAD: Escena dedicada al carácter saludable de las pajas.
Si quieres ver la escena, entra en www.tetatita.com.





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