Un artista sexual explorando sus fantasías más íntimas

Hablamos de morbos, provocación y exhibicionismo con Alejandro, que se desnuda en nuestro vestuario.

Llegado desde Argentina a España, donde reside en Barcelona, a sus 36 años, Alejandro está viviendo su sexualidad en toda su plenitud. Un exhibicionista, provocativo y morboso, que prefiere presentarse como un artista sexual al que le gusta hacer realidad todas las fantasías que recorren su mente. Instructor de yoga y profesional de terapias alternativas, confiesa que no hay nada que le de más morbo que ver a su pareja con otro hombre. Pero hoy viene a nuestro vestuario solo y con un único objetivo: desnudarse y sentirse un hombre deseado.


En la diatriba de elegir entre ser morboso, provocativo y/o exhibicionista, Alejandro tiene claro que  "me siento identificado con los tres, aunque, en un principio no sabía ni incorporaba en mí la definición exacta de la palabra “morbo” y/o “exhibicionista”, así como sus connotaciones. Me considero más un 'cerdo' y 'artista sexual' a la hora de crear escenas morbosas y provocativas en mi mente. Por lo que "en otra vida tal vez fui director de películas porno, jajaja".

Descubrió su lado exhibicionista hace muy poco en Barcelona. Antes, confiesa, "el hecho de pensar estar desnudo frente a muchas personas me daba pudor, pero ahora me siento muy cómodo con eso".  Fue en esta ciudad donde hizo su primera visita a una playa nudista en el año 2016 y asegura que "ver tanta gente desnuda desmoronó todos mis prejuicios y bloqueos culturales, abriéndome la mente". Y, aunque, "en ese momento no hice nudismo, cuatro años después deseo experimentar eso y mas".

Además, Alejandro ha descubierto que es algo voyeur, sobre todo, a raíz de tener pareja, "ya que con él siempre fantaseo en verlo teniendo sexo con otros tíos y con el hecho de mirarlo. Soy de mojarme mucho y tener mucho morbo con el hecho sólo de imaginarlo, incluso le buscaba tíos a él para que lo follaran delante mío". 

La última experiencia que tuvieron antes del confinamiento fue que "mi chico citó a un tío para follar mientras yo cocinaba. Cuando él estaba en pleno acto, me asomé a la puerta y observaba toda la escena, sin descuidar la comida, mientras me masturbaba viéndolos". Una vez que hubieron terminado, "le chupé el culito y la polla, llenas de fluidos, y me corrí en  el culo de mi novio mientras besaba al otro chicos".


Exhibicionismo en redes sociales

El aterrizaje de este argentino, afincado en España, en el exhibicionismo de las redes sociales, fue "compartiendo nudes en las App de ligoteo o subiendo alguna foto erótica en algún perfil social". La "respuesta del público", asegura, "fue generando confianza en mí y deseos de seguir provocando para que me viesen desnudo".

En esta decisión influyó también su edad y madurez, debido a que "cada vez me fui sintiendo mejor con mi cuerpo y dejé de prestarle atención a mis complejos y baja autoestima". Por lo que "creo que fue la mejor manera de aumentar mi confianza y sentirme seguro de lo que soy", sentencia.

Cuando le preguntamos por su principal atractivo, lo tiene claro: "la barba". Cuando comenzó a dejarla crecer "tuve mejor respuesta por parte de la gente en general, tanto con hombres como con mujeres; y mejoró aun mas cuando me realicé mi primer tatuaje en mi brazo izquierdo". A muchos, nos confiesa. "le gusta sentir la barba entre las piernas y eso me pone muy cachondo. Porque descubrí que soy muy complaciente, disfruto viendo el placer de mi compañero sexual, y eso me provoca mucho placer a mí también".


Desnudo en un vestuario

Si lo vieras desnudo en un vestuario, a Alejandro le gusta que le miren "el culo y el pecho, son partes que generalmente tiene buena respuesta cuando me tocan o a la hora de seducir a alguien".  Y es que, por delante, "mis atributos son normales, más bien pequeños, y eso supuso un trauma en mi adolescencia, ya que de siempre me gustó ser más activo que pasivo". Hoy en día disfruta más de su versatilidad, pero, si tuviera que elegir, sería activo.

A nuestro invitado le gusta sentirse deseado. Hace poco "empecé usar suspensorios y el hecho de sentir el culo al aire me genera una sensación de excitación que resulta nueva para mí". Aunque también le llama mucho la atención el cuero y la goma, pero es algo que aún no he tenido oportunidad de experimentar".  Pero lo que más le pone es el  manoseo y el rose, "tengo siempre el morbo de tocar en las discotecas y eso despierta en mí el lado exhibicionista,  ya que el morbo de tener sexo y que me miren me pone a cien".

Pero, mirar o  que lo miren, esa es la cuestión. Alejandro ya ha confesado su morbo de ver a su chico follando con otros. Una fantasía que lo lleva, incluso, "cuando estoy solo y me toco, a mirar sus vídeos y me excitan hasta lograr el orgasmo". Pero es algo que sólo le pasa con su pareja, "ya que, cuando no estoy con él, me encanta que me miren. En los saunas he tenido experiencias muy buenas, donde se masturban al verme follar y eso me pone más cachondo aún". 


Su experiencia más morbosa

Hablando de saunas, la experiencia más morbosa que ha vivido hasta el momento fue en una de ellas, una noche, después de salir de fiesta. "Me acosté en la camilla de una de las cabinas, boca abajo, totalmente desnudo y a los pocos minutos aparecieron dos tíos guapos, masculinos y vigorosos. Uno de ellos empezó a tocar y chuparme el culo mientras el otro me puso la polla en la boca. Fue una experiencia muy excitante,  ya que ambos me follaron turnándose, me sometieron, me ponían en todas las posiciones que querían y yo experimentando la experiencia de ser pasivo sumiso. Ambos se vinieron dentro de mí y fue una gran experiencia, ya que nunca lo había vivido".

Pero la cosa no quedó ahí, ya que, después, "vino otro tío mas, de unos 50 años, pero bien musculoso y dotado. Cuando me chupó el culo le dio morbo saber que estaba dilatado y recién follado, por lo que gemía de placer metiéndome la lengua en el ano". De esta forma cumplió una de sus fantasías, la de  "sentirme deseado por varios tíos que me follaban y ver a otros masturbándose mientras me daban polla. Me sentí un actor porno, por lo que fue una liberación sexual plena".

Sobre filias o fetiches, Alejandro se decanta por el tacto y el relax, por eso practica el masaje tántrico, asegurando que "el uso de cremas y aceites va conectado con el placer, el calor corporal y el tacto". Hace poco descubrió una crema para hacer fisting y "es maravillosa, por lo que  juego con mis manos masajeando los genitales de mi pareja". También le gustan mucho los dildos, "pero mi chico no lo comparte y por ahora lo tengo guardado en el armario".


El porno más recurrente

Cuando está cachondo a lo que recurre es a los vídeos porno amateur, sobre todo, "aquellos en los que hay follada bareback y los que más cerdo me ponen son aquellos en el que varios tíos preñan a otro, ya que fue similar a la fantasía que cumplí en aquella sauna". Sin olvidar las grabaciones de su pareja follando con otros. Pero, además, "me encanta grabar vídeos y tengo muchos con chicos con los que he follado. Me gusta mirarlos de vez en cuando".

Una actividad sexual en la que no tiene mucha cabida la masturbación, ya que, confiesa, "me masturbo cuando no tengo opción, pero no es algo que me guste mucho". Prefiero disfrutar más "de la piel, el calor y la compañía". Aunque, "cuando estoy solo en casa me masturbo una vez al día, normalmente por la noche".

Ya que el sexo tiene una gran importancia en su día a día y, si tuviera que darle una puntuación, "sería un 8".  Eso sí, a Alejandro no le gusta la rutina e intenta "experimentar cosas nuevas con mi pareja, como penetrarlo mientras duerme. Me genera una lujuria tremenda y descubrí que me gusta ser dominante también".

La primera visión más morbosa fue cuando tenía 14 años y un amigo de su hermano, de 18 ó 20 años, se quedó a dormir en casa y "le tocó compartir cama conmigo". En medio de la noche y sin querer, "rocé su polla y estaba dura, por lo que empecé a tocarle y estaba muy húmeda. Metí mi mano en su ropa interior y le hice una paja hasta que se corrió". Al terminar, añade, "me chupé la mano y fue la primera vez que probé el semen. Esta fue la primera experiencia sexual que tuve".

Aunque tuvo que esperar a los 19 años para perder su virginidad. En aquella época recuerda, no había Internet ni redes sociales, por lo que "interactuaba por teléfono con chicos que había conocido en un programa de radio". Con uno de ellos, después de un tiempo, organizó una cita a ciegas. "Me fue a buscar en su coche a casa. Él, que tenía 24 años y era un buen mozo, atractivo, grandote, masculino, me llevó a la suya".

"Yo estaba muy nervioso porque era mi primera vez y él tampoco tenía tanta práctica, ya que no supo como hacerme dilatar y me dolió bastante". Por lo que no fue una experiencia "muy placentera", pero "luego repetimos y la situación ya fue mejorando". Eso sí, "mis primeras experiencias fueron siempre como pasivo".


Intimidades, fantasías y vestuarios

Cuando le preguntamos por alguna intimidad que quiera contarnos, asegura que tiene muchas.  Una de ellas es "tocarme la polla y olerme las manos, ya que ese olor me genera mucho morbo, sobre todo después de un entrenamiento". También "me gusta oler la ropa interior de mi pareja, aunque a él no le agrade mucho". Y una vez olí la ropa interior de un tío que entrenaba con él, mientras se duchaba, "Me encantó su olor corporal y estuve a punto de robársela, pero no me atreví".

En un vestuario, aún no se le ha presentado la oportunidad de tener sexo, "aunque sí me he masturbado viendo a los muchachos en la ducha".  Ya que, lo confiesa, "lo más divertido después de un entrenamiento es ver a los tíos con las pollas y culos al aire, desinhibidos y mostrando sus atributos. Me pone muy cachondo y siempre fantaseo con chupar un culo y polla sudados, aunque limpios, ya que no me agradan los olores raro".

Y hablando de fantasías...  Le gustaría, como a muchos, "ser el centro de atención y que me follen todos los muchachos después de un entrenamiento. Tener pollas por todos lados, ¡uf! De imaginarlo me pone cachondo".

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