Dos chicos reales, naturales y muy morbosos para el porno

Crítica de la escena porno Igual te toca poner el culo de la productora Tetatita.

El Acomodador no ha faltado a su cita semanal con el cine porno en nuestro vestuario y lo hace con una nueva entrega de la productora Tetatita. Igual te toca poner el culo es el título de esta producción protagonizada por Hedon Parker y Lucas Moreno, dos chicos que lo dan todo en una escena en la que el bueno porno y el morbo del bueno están servidos.

  • Título: Igual te toca poner el culo.
  • Productora: Tetatita.
  • Duración: 10:07 y 13:29 minutos.
  • Actores: Hedon Parker y Lucas Moreno.
  • Género: Sexo bareback.

Dos compañeros de piso, el aburrimiento, el calentón inoportuno, una APP que no soluciona nada... ¿Estarías dispuesto a poner el culo para calmar el fuego de tu amigo? ¿ A cambio de qué, de una mamada o de una partida del Fortnite? A grosso modo, esta podría ser la sinopsis de Igual te toca poner el culo, una creación de Rabos y Diamantes (me flipa el nombre) para la productora Tetatita.

Delante de las cámaras dos chicos desconocidos hasta la fecha, Hedon Parker y Lucas Moreno, pero que no tienen nada que envidiar a otros rostros del porno quizás más conocidos y mediáticos. O, ¿quizás tendrían que estar envidiosos de ellos? Pues si vieran esta producción porno, en dos partes, yo creo que sí, porque no se puede hacer una escena con más naturalidad y morbo que lo hacen estos dos chicos. 

Me habréis leído muchas veces decir que lo que el público busca en una peli porno es el realismo, que lo que vemos en la pantalla nos transporte a la realidad, a algo que sepamos a ciencia cierta que podría ocurrir o, incluso, ocurrirnos a nosotros. Porque, ¿que dos compañeros de piso, que no son pareja, no han sucumbido alguna vez a un calentón, recurriendo a lo que tienen a mano para sofocarlo? Se llama la ley de la supervivencia y, aunque se viva en medio de una gran ciudad, como Madrid o Barcelona, seguro que hay periodos de sequía sexual y, como suelen decir, en tiempos de guerra, cualquier agujero es una buena trinchera.

Además, los protas son dos tíos reales, de la calle, de los que te encuentras cuando vas al super por la leche de soja o con los que coincides sacando al perro en el parque más cercano a casa. Sí, esos a los que luego ves tomando una copa en tu pub de referencia y no puedes evitar soltar la risita de "ah, yo a ti te he visto antes". Dos tíos sexys, cada uno en su estilo, pero que distan mucho, afortunadamente, del perfil de actor porno, que cada vez se acerca más a la realidad virtual que al hombre de carne y hueso... Y, además, ¡tienen unos pollones!





Técnicamente la escena es de lo más completa, con un amplio abanico de planos, que van desde los más lejanos o voyeurs a  muy incisivos o primerísimos primeros planos, alternando los picados y los contrapicados, para que no perdamos detalles de la acción, con algunas perspectivas dignas del mejor cine y con las que el calentón está asegurado.  Ya que, la mejor dirección, a veces, es aquella imperceptible o que parece que no está, porque su papel se limita a sacar lo mejor de lo que tiene delante de la cámara. Y en este caso, en apariencia, lo tiene muy fácil.

La música está muy poco presente y se agradece, porque ese silencio durante la acción sexual es un elemento narrativo más que nos permite no sólo ver sino sentir todos los sonidos del acto, hasta cuando el sillón chirría durante la follada. Eso es el realismo del que hablaba o es que a nadie le ha chirriado la cama o el sofá en plena faena. Y para rizar el rizo la iluminación natural, sin mucho apoyo artificial, más allá del de las lámparas, que acentúan ese tono blanquecino y luminoso de la escena, que también resaltan la acción, que, realmente, es lo que nos importa.

Pero lo mejor es que ambos follan como si no hubiese una cámara que los estuviese filmando. Logran transmitir una naturalidad en pleno acto sexual filmado que es muy dificil ver en otro tipo de producciones. Dando buen ejemplo, en las dos partes de la escena, de la versatilidad de ambos, que lo mismo se comen la polla, el culo o los huevos, así como se follan mutuamente, con ese intercambio de roles que hacen que una escena sea mucho más dinámica. La complicidad entre ambos es más que evidente y su dominio del acto sexual, también, ya que en los más de 20 minutos que duran las dos partes de esta producción el amplio abanico de posturas sexuales es infinito.

Y la escena, además, está llena de los fetiches que más nos ponen, como las zapatillas o el rollo chandalero, el vello corporal, los calzoncillos blancos o el sexo a pelo. Por no hablar de la corrida final del chico barbudo, bastante abundante y espesa, sobre el culo de su pareja de escena para seguir metiéndosela a continuación. Morbo asegurado desde principio a fin, por lo que es una escena muy recomendable.

  • Lo mejor: Los dos actores.
  • Una pega: No le encuentro nada.
  • Una curiosidad: La naturalidad de dos actores no profesionales.
  • Puntuación: ★★★★★

Puedes ver la escena completa en el siguiente enlace.

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