Semilucha de cazadores con Wrestlingmale
Crítica de la escena Hunters, de la serie Swinger II de la productora de porno y lucha libre Wrestlingmale.
La lucha libre se sumerge de lleno en el universo 'swinger' con una nueva serie de escenas pornos que ha lanzado Wrestlingmale, la productora francesa que combina la lucha con la pornografía en unos morbosas producciones que nos encantan en nuestro vestuario. Hunters, o cazadores, es el título de este capítulo de la serie Swingers II en el que el morboso Etienne, alma mater de la productora, se mide cuerpo a cuerpo con dos tíos muy atractivos y sexys: John Thomas y Ridick.
- Título: Swinger II. Hunters.
- Productora: Wrestlingmale.
- Duración: 40:43 minutos (1:16:02 spy cam).
- Actores: Etienne, John Tomas y Ridick.
- Género: lucha, sexo al aire libre, voyeur, exhibición.
Wrestlingmale sale de sus cuadriláteros de lucha a los que nos tiene acostumbrados en otras de sus producciones para invitarnos a pasar a una zona de cruising al aire libre, una especie de local de encuentros furtivos entre tíos en el que coinciden los 'cazadores' de esta escena. ¿Quién no ha vivido una experiencia excitante en uno de estos locales? Un lugar muy apropiado para hacer realidad una fantasía y compartir tus fetiches más íntimos, donde tener una cita, practicar sexo, donde mirar y ser visto...
La peculiaridad de la propuesta, su originalidad, reside en que el cruising se combina a la perfección, como el mejor de los maridajes, con la lucha libre. Los dos invitados a esta producción aparecen con sus ajustados monos de luchadores, aunque son neófitos en la materia, mientras que el anfitrion luce ropa de calle. Etienne se encapricha de John, pero no cuenta con que hay otro cazador que persigue su presa. Ridick también quiere este preciado trofeo y no está dispuesto a que se quede con él.
Un trío en toda regla, en el que, como ocurre en la vida misma, no siempre son tres y, la mayoría de las veces, termina sobrando uno. Etienne empieza la caza de John Thomas, pero se suma Ridick, quien observa la escena en plan voyeur mientras masajea su sexo por encima de su ajustado mono de lucha. Aunque, durante un tiempo, ambos comparten el trofeo, Ridick decide quitarse de enmedio a Etienne, su cazador rival y termina, ¡qué dolor!, no dentro de un armario, sino de una sauna.
Escena de semilucha
Eso sí, no estamos ante una tradicional escena de lucha entre dos o más tíos, por eso, desde Wrestlingmale hablan de semilucha. Algo que se entiende desde el primer momento en el que empiezas a ver la escena Hunters. Los chicos inician una especie de cortejo o de ritual de caza, muy sensual todo, con muchos besos, sobeos y comidas de sobaco, entre otras cosas, pero haciendo uso de movimientos o llaves de la lucha libre. Es semilucha, porque aquí de lo que se trata, al final, es de follar y dos de ellos lo consiguen.
Wrestlingmale vuelve a dar buena muestra de una buena ambientación, en la que el sonido ambiente, aunque a veces parece que molesta, por el pitido de los coches, pero sitúa la escena en un espacio real en el mundo. Detrás de los muros de este espacio de morbos y fantasías, está la vida con su ritmo frenético y su caos circulatorio. Pero, aquí dentro, el tiempo se ha detenido, no hay prisas, solo nos interesa la semilucha que emprenden John y Ridick en una especia de cuadrilátero improvisado.
La cámara está viva, se mueve, se recoloca y se desenfoca, incluso, pero nos gusta ese toque de realismo en este universo onírico. La colorimetría de la cámara principal oscila entre los claroscuros subterráneros, propios de escenas BDSM, y los coloridos contrastes de una escena al aire libre, en el que el morbo sexual entre estos dos actores porno está garantizado. Ver como follan, dejando a un lado la lucha, ya que la caza esta consumada, es una experiencia muy excitante. Sobre todo porque son dos machos muy varoniles, como nos gustan, dos tíos muy sexys y muy naturales, con su vello, sus estrías o sus pecas por el cuerpo y muy poca producción corporal. Dos hombres con los que te puedes cruzar en un gimnasio o corriendo por la calle y que, seguro, pueden protagonizar tus fantasías más húmedas.
Todo esto lo sabe el equipo de Wrestlingmale y es lo que nos sirven en sus escenas. Nos dan hombres muy hombres, cazadores de hombres, que disfrutan con el sexo con otros hombres, pero sin dejar nunca de ser hombres. Hombres que no tienen que ser máquinas sexuales por obra y gracia del efecto del montaje de una escena. Y aquí tenemos la prueba, Ridick tiene que tirar de la masturbación final para alcanzar la eyaculación, mientras apunta con su polla el culo de John. Muy sugerente el momento en el que, tras correrse, vuelve a meter el rabo en su ano y éste suelta un casi imperceptible "thank you" o gracias con los ojos inundados del placer que está sintiendo para luego meterse la polla en la boca y terminar ambos comiéndose la boca.
Cámara espía
De nuevo, Wrestlingmale vuelve a ofrecer a sus seguidores un contenido extra y poco común en el ámbito de las producciones de lucha libre pornográficas: la versión de la cámara espía. Además de lo 40 minutos de escena, también tienes una versión extra de más de una hora con la que puedes experimentar lo que es un rodaje en directo. Sin cortes, con esta producción, te conviertes en un voyeur para ver qué es lo que hay detrás de la grabación, cómo se preparan las escenas de lucha, con las indicaciones de Etienne, y de sexo, sobre todo para poder mantener una erección tanto tiempo, además de cómo se interrelacionan los actores, y el resto del equipo, durante el rodaje.
Pero lo más interesante, es que esta cámara espía tiene una actitud más cotilla, mostrándonos unos planos más cercanos, más detallistas, para saciar nuestra curiosidad, del encuentro sexual entre los dos cazadores. Nos da lo que queremos ver y por eso nos gusta.
A diferencia de la cámara de la producción final, que parece mantenerse más alejada, con planos más generales, la espía nos da la visión más cercana mientras follan. De esta forma podemos disfrutar desde una perspectiva más cercana y morbosa, como la del momento de la doble penetración, ayudándose de un dildo, o de cómo se le pone morcillona la polla a John al ser penetrado. En defifinitiva, parece como si estuviéramos dentro, participando de lo que allí está ocurriendo. Una experiencia única y pocas veces vista. Enhorabuena.
- Lo mejor: Sus morbosos protagonistas, John y Ridick.
- Una pega: Al final, la escena parece que está inconclusa.
- Un apunte: Nueva modalidad de semilucha.
- Puntuación: ★★★★☆
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