Morbo gratuito hasta el final de 'Élite'
Repasamos los momentos más calientes de la octava y última temporada de esta serie juvenil que roza la pornografía barata.
La serie Élite ha llegado a su fin. Después de ocho temporadas, el famoso instituto Las Encinas ha echado el cerrojo y, como colofón, los creadores de esta serie ¿juvenil? han sacado toda la artillería pesada para que los seguidores se queden con ¿buen sabor de boca? al más puro estilo Élite, es decir, mucho sexo, drogas y sangre fría para incumplir el mandamiento de no matarás. Dejando a un ladoPero, sin lugar a duda, el objeto de deseo en la temporada de cierre de Élite ha sido Joel, personaje al que da vida el guapísimo Fernando Líndez. Junto con Héctor Krawietz, personaje al que da vida el actor y bailarín Nuno Gallego se han encargado de subir la temperatura de los ocho capítulos de lo que se compone esta octava y última temporada.
Como recordarán, Joel se introdujo en el universo Élite en la pasada temporada, como novio de Omar (Omar Ayuso), aunque terminó liándose con Iván Cruz (André Lamoglia), el hijo del futbolista bisexual. En esta última temporada, Joel sigue en Las Encinas y conoce a Héctor, líder, junto a su hermana, de Alumni, una elitista y exclusiva asociación de antiguos alumnos. Éste se queda prendado del joven Joel y lo introduce en el oscuro universo de su sociedad, mientras sigue dándole vueltas a su relación con Iván.
Al igual que en todas sus temporadas, si no recuerdo mal, la trama gira en torno a un asesinato, que se desvela en el primer capítulo, pero se resuelve en el último. Bebiendo, aunque sea a sorbos, de las mejores historias de suspense, tanto literarias como cinematográficas, la trama te va llevando por diferentes derroteros para que el espectador dude, prácticamente, de todos los personajes.
Desde su comienzo, allá por el otoño de 2018, Élite, creada por Carlos Montero y Darío Madrona, ha ido de mal en peor. La serie muestra un universo juvenil poco realista, en el que conviven chicos y chicas de la alta sociedad con otros menos afortunados, aunque becados, que estudian juntos en un instituto de alto standing. No importa lo que estudian o si llegan a coger un libro en su vida, pero, eso sí, todas las noches salen de fiesta y follan y se drogan más que cualquier posible ser humano en toda su vida.
No estoy aquí para hablar de mi edad, pero a veces pienso que, más que pensada en un público juvenil, aunque sus personajes sean "aparentemente" jóvenes, la serie está enfocada en un público adulto, como yo, que sólo sigue la trama, sin importarle lo que le están contando, para ver a sus protagonistas con poca o nada de ropa. Y en esta temporada no iba a ser menos. El enfrentamiento de clases se queda en un segundo y hasta tercer plano para apostar por un morbo gratuito que se ha mantenido hasta el final.
Los momentos calientes entre Joel y Héctor son continuos. Desde ese primer desnudo que se marca el director de Alumni delante de su objeto de deseo en el vestuario del colegio a los encuentros de alta tensión en la sede de la sociedad de antiguos alumnos, el morbo está asegurado. Conocemos de memoria, en todas las posturas y perfiles, los culos de Nuno y Fernando e, incluso, seríamos capaces de identificarlos en una cadena de reconocimientos de traseros en la que no pudiésemos verle la cara.
Y es que las duchas de Las Encinas han protagonizado los sueños más húmedos de los seguidores de Élite durante sus ocho temporadas, dejándonos instantáneas memorables. En esta no iba a ser menos y la curiosa cámara nos enseña un perfecto plano trasero de Joel e Iván, en plena crisis de pareja, mientras se dan una ducha juntos.
Lo mejor del plano, la sombra oscura que se virlumbra entre las piernas del actor Fernando Líndez (Joel) y que nos hace volar la imaginación sobre lo que le podría colgar al joven actor en su entrepiernas. Aunque el culo de André Lamoglia también es digno de mención y admiración.
Aunque uno de los momentos en los que más subió la temperatura en esta octava temporada tuvo una piscina como protagonista. Joel y Héctor, sí, de nuevo, ellos, se están dando el lote dentro del agua, mientras que la hermana de éste hace como que toma el sol en una tumbona, aunque no quita ojo de lo que está ocurriendo en la piscina, mientras se refriega un hielo por el pecho para aliviar el calor.
Los chicos están desnudo y, de repente, llaman a la puerta y aparece en escena Eric, otro de los chicos problemáticos del instituto, al que da vida el actor Gleb Abrosimov. Éric se lía con la hermana, mientras que Joel y Héctor siguen a lo suyo en el otro lado de la piscina. Los cruces de miradas entre los hermanitos, en pleno encuentro tórrido, también es muy morboso.
Algún que otro culo, chicos en calzoncillos, paquetes y un chico degollado, pero desnudo, para alcanzar el cierre de esta producción de suspense ¿juvenil? Lo mejor, por encima de tanto videoclip regetonero, el final de la temporada. Tranquilos que no lo voy a desvelar, pero, reconozco, que los guionistas han estado agudos y han sabido a hacer autocrítica, con un pincelada de sentido del humor, con ese baño de realidad que se dan sus protagonistas cuando descubren cómo es verdaderamente la vida de un estudiante de instituto.
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