Una fotógrafa que saca el lado más sexual de los futboleros
Crítica de los nuevos capítulos de la serie La Follógrafa, creados por Morreo para Tetatita con el fútbol como protagonista.
Cuando pensamos en las sesiones de las que salen la mayoría de las fotos eróticas o pornográficas que inundan las redes sociales, supongo que fantaseamos con esto. No digo que esta sea la tónica habitual, ni que los fotógrafos profesionales aprovechen sus sesiones eróticas para dar rienda a sus deseos sexuales con los chicos. Habrá de todo, pero en la serie porno La Follógrafa, creada por Morreo para Tetatita, los casting fotográficos son diferentes y nos gusta, en este caso, la diferencia.
- Título: La follógrafa 5, 6 y 7.
- Duración: 7:58, 8:01 y 5:12 minutos.
- Creador: Morreo.
- Productora: Tetatita.
- Actores: Anna Kupfem, Luka y Ruru.
- Temática: fútbol, fotografía, gayfriendly.
La fotógrafa, o la follógrafa, como la llaman en esta creación, es Anna Kupfem, una mujer que desprende tal sensualidad y erotismo por todos los poros de su piel que es capaz de despertar atracción sexual en un hombre de extrema homosexualidad. La trama, ya que en las creaciones de este productora sí es importante lo que nos cuentan, es que la encargada del casting ha citado a dos chicos, uno aparentemente heterosexual y otro cien por cien homosexual, para que coincidan en algún momento de la sesión, dejarlos solo para ver qué pasa y no perder detalle de nada.
El primero en entrar en acción es Luka. A este bombón argentino, afincado en España, ya lo conocíamos de otras escenas de Tetatita, y siempre es una delicia verlo dándolo todo delante de la cámara. La follógrafa, a partir de ahora nos referiremos a ella así, le pide que se desnude para ir jugando con el atrezzo del equipo de fútbol: calzonas, medias y camiseta, mientras ella va haciendo fotos. La chica lo va engatuzando para que, poco a poco, Luka se quede en ropa interior, comience a tocarse el paquete e, incluso, se desnude para tomarle algunas instantáneas más subidas de tono. "¿Tú sabes que las fotógrafas nos quedamos con algunas fotos de la sesión?", le pregunta.
La tensión sexual va en aumento a medida que transcurre el casting, con un montaje, que será la tónica en las tres entregas, muy agil y directo, con secuencias cortas que se van sucediendo, al estilo videoclip, con el objetivo de mantener la atención del espectador en todo momento. Y es que para grabar una buena escena porno no basta con poner una cámara y que el sexo fluya delante. No, eso es muy fácil y evidente. Hay que saber buscar la mejor perspectiva, la más sugerente que excite al espectador y de eso Morreo y Tetatita saben un rato. No es lo que cuentas, que también, sino cómo lo cuentas.
Nos gustan los planos cenitales o picados, sobre todo por la vistosidad del fondo verde del césped artificial sobre el que transcurre la acción y sobre el que el modelo y la fotógrafa van conformando con sus posiciones interesantes posturas geométricas. Aunque, una de nuestras perspectivas favoritas ha sido cuando la cámara se ha colado entre las piernas de Luka, ofreciendónos un plano cercano de su paquete en ropa interior, a medida que la sesión se iba incendiando.
Ruru, el chico de las mechas, como lo hemos identificado, entra en escena para la segunda parte. Es el modelo cien por cien homosexual al que la follógrafa ha citado casi a la vez para que ambos coincidan en el set. No teníamos el gusto de conocer a este chulazo, pero nos ha parecido todo un descubrimiento. Nos encanta su rollo, con esas mechas, barbita, piercing y vello corporal, y su cuerpo, por qué no decirlo.
Con los dos chicos en juego, la follógrafa comienza a sugerirle posturas de estiramientos propias de los entrenamientos de un equipo de fútbol. Los chicos se han customizados con toda la equipación, aunque ésta les dura poco y, de nuevo, la tensión sexual va en crecimiento, como el café dentro de una cafetera con el fuego a toda mecha. Ese momento de Luka haciendo abdominales desde el suelo, con su compañero de sesión de fotos en suspensorios y poniéndole culo encima para que, cada vez que se levante, pueda, si quisiera, besarlo o chuparlo, es digno del momento justo de ebullución de la cafetera.
Esta escena rezuma sexo en todos los sentidos y, si una pelicula porno pudiera olerse, esta olería a sexo concentrado en una sala cerrada, con dos chicos en tensión sexual y una fotógrafa que también echa palitos en candela cada vez que aparece delante de la cámara. Es sexo en esta puro y, por ello, no nos ha sorprendido que, cuando la fotógrafa se ausenta, los dos modelos no pierdan el tiempo y vayan al grano. Ruru o el chico de mechas se mete la polla de Luka en la boca, antes de tumbarse sobre el banco de abdominales con sus suspensorios y ponerle el culo a su compañero.
El color de la fotografía de esta escena es muy cálido, en consonancia con el fuego que desprenden sus protagonistas. Nos recuerda al porno vintage, con esa iluminación amarillenta y muy luminosa, que favorece el resalte del resto de la gama de colores. La música, como todo en esta producción, es de lo más sugerente y sensual. No sería necesaria, teniendo en cuenta la carga de tensión sexual de la escena desde el principio, pero suma al ambiente y se agradece.
En la tercera y última parte, los dos chicos acaban follando. Luka se folla a Roro sobre el banco de adominales o sobre el césped artificial, antes de que vuelva a aparecer en escena la follógrafa, que no estaba perdiendo detalle de lo que allí estaba sucediendo. Muy inteligente el uso de los elementos de la escena durante la acción. Si están ahí es por algo y vamos a sacarle buen partido. Me refiero al banco de abdominales y como Roro se acopla sobre él como si fuese un potro del placer para recibir la polla de su compañero.
Muy interesante el papel de Anna en esta creación, que no pasa en ningún momento la delgada línea roja de la bisexualidad. La interección física con los chicos es mínima o nula, ella solo aporta algo más de erostismo a la acción principal. Se mueve por el set con ese increible body negro, contonea su curvilínea anatomía delante de los chicos y, como mucho, se estimula sus genitales, pero poco más. Los protagonistas aquí son ellos y ella respeta su espacio.
La única a pega a Ruru, que nos ha encantado en esta primera toma de contacto, es que no se desnuda completamente en ningún momento. Cierto es que follar con el suspensorio puesto puede resultar morboso, pero estamos un poco en contra de los pasivos anémonas, es decir, aquellos que se limitan a recibir el rabo del activo sin más acción que valga. Si te quieres dejar el suspensorio, compramos la idea, pero te puedes, por ejemplo, sacar la polla por un lado y estimularte sexualmente hasta que te corras.
Y hablando de eyaculación, tras la morbosa corrida de Luka sobre el balón de fútbol, entendemos que el chico se quedó sin provisiones y nos encontramos con la bautizada como corrida fantasma, que nadie ha visto, pero ahí está. Lo entendemos, pero rompe un poco con todo el morbo precedente. Menos mal que, para terminar, cerramos la creación con un planazo de los dos culos de los modelos mientras la fotógrafa, que se cuela en la imagen por el medio, le da las últimas indicaciones.
Lo mejor: El morbo que desprende la sesión de fotos desde el principio.
Una pega: Ruru, el chico de mechas, podría haber dado algo mas.
Una curiosidad: Tres nuevos capítulos de la serie La follógrafa.
Puntuación: ★★★★☆
Puedes ver las escenas en el siguiente enlace.
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