Un Olympo muy sexual de deportistas de alto rendimiento
Olympo se convierte en la nueva serie revelación del verano con su combinación de jóvenes y sexo con el deporte como telón de fondo.
Si aún tienes mono desde que Élite llegó a su fin, mono de ver tíos buenos en pelota y escenas de sexo descafeinadas entre jovenzuelos, es porque no te has enterado del estreno de Olympo, el nuevo producto de éxito de Netflix. Una serie de ocho capítulos, creada por Jan Matheu, Laia Foguet e Ibai Abad y producida por Zeta Producciones, que tiene el mundo del deporte de alto rendimiento como epicentro, pero con tramas en las que el contenido LGTBIQ+ cobra especial protagonismo.
La trama transcurre en el ficticio CAR Pirineos, un centro de alto rendimiento para jóvenes atletas en los Pirineos españoles, filmado en el real Balneario de Panticosa. Todo se inicia con el desmayo de una nadadora, tras lo cual la capitana del equipo de natación artística comienza a sospechar que algo siniestro ocurre: mejoras inexplicables en el rendimiento podrían evidenciar un sistema de dopaje encubierto.
La historia explora las presiones del alto rendimiento juvenil, centrándose en temas como doping, ambición y sacrificio físico extremo. La trama incorpora personajes LGBTQ+, conflictos con la sexualidad en entornos competitivos y relaciones emocionales complejas, como las de Roque y Sebas, los dos jugadores de rugbys, con un enfoque sensible y sin estigmas.
La historia explora las presiones del alto rendimiento juvenil, centrándose en temas como doping, ambición y sacrificio físico extremo. La trama incorpora personajes LGBTQ+, conflictos con la sexualidad en entornos competitivos y relaciones emocionales complejas, como las de Roque y Sebas, los dos jugadores de rugbys, con un enfoque sensible y sin estigmas.
Enfoque en cuerpos atléticos
En lo que al estilo visual se refiere, destaca por una estética cuidada con enfoque en cuerpos atléticos y escenas sexuales explícitas que han generado debates por su intensidad, inspiradas en el estrés físico y emocional del mundo del deporte.Olympo no es solo otro drama juvenil. Es un relato contundente sobre el precio del éxito, los riesgos del sistema deportivo de élite y la búsqueda de identidad dentro de él. Representa una mezcla efectiva de suspense, erotismo, dilemas éticos y exploración LGBTQ+, todo bajo un contexto visualmente impresionante y emocionalmente provocador.
Por todo ello ha sido considerada el fenómeno adolescente del verano de 2025 y debutó directamente en el puesto número 1 en el top de series de Netflix, no solo en España sino también en mercados como Argentina, México y EE. UU. No obstante, esta plataforma de contenido audiovisual no ha confirmado la segunda temporada, pero el final abierto abre múltiples teorías de continuación, incluyendo mayor rebelión entre atletas y revelaciones sobre la estructura de dopaje instituciona.
Protagonismo de la homosexualidad
La homosexualidad no está relegada a un personaje secundario, sino que sitúa a su protagonista gay, Roque Pérez (Agustín Della Corte), en el corazón del relato. La serie aborda su salida del armario y sus consecuencias en un entorno deportivo hostil, reflexionando sobre cómo el deporte aún idealiza la virilidad normativa y castiga cualquier desviación de ella.Roque vive abiertamente como gay y desafía las normas implícitas del vestuario, aunque sea una lecha de él contra el mundo. Eso sí, su experiencia personal no es heróica ni ejemplarizante, está pensada para exponer cómo un atleta enfrenta homofobia y presión psicológica, sin caer en clichés ni heroismos forzados.
El actor que da vida a Roque,Agustín Della Corte, es un ex jugador profesional de rugby en la vida real. Por ello, ha expresado sentirse orgulloso de interpretarlo y de representar la realidad de muchos deportistas gay que aún ocultan su orientación por miedo al rechazo. Su amor en la serie, Sebas, está interpretado por Juan Perales, quien ha asegurado sentirse responsable de visibilizar una historia que muchos han considerado liberadora, lo que le hizo llegar mensajes de agradecimiento por parte de personas que se sintieron más libres para expresarse gracias a su personaje.
Por ello, Olympo se posiciona como un paso audaz hacia la visibilidad LGBTQ+ en el drama deportivo juvenil. El personaje de Roque, junto con su relación con Sebas, ofrecen un retrato emocionalmente honesto de cómo la identidad sexual puede entrar en conflicto con un entorno tradicionalmente cis y heteronormado. Aunque peca en ocasiones de sobresexualización, la serie destaca por situar la homosexualidad masculina y sus contradicciones en el centro de la historia, con sensibilidad, complejidad y visibilidad real.
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