El juego del calamar, pero sin tinta

Crítica de la escena porno Squad Game, parte 1, una idea original y dirección de Nano Rey.

Cientos de personas con dificultades económicas aceptan una extraña invitación a un juego de supervivencia. Les espera un premio millonario, pero hay mucho en juego. Así es como se presenta la famosa serie de El Juego del Calamar, de la que ya se habla de una segunda temporada, pero, antes, ya tenemos una versión porno. Una idea escrita y dirigida por Nando Rey como una serie de seis capítulos, de la que ya está circulando por las plataformas de fans la primera entrega.

Viciousmen es un hombre que lo ha perdido todo y que vive en la calle hasta que un buen día se le aparece un hombre misterioso que le entrega una misteriosa tarjeta, invitándolo a una misteriosa cita que le va a cambiar la vida. Esta estampa se repite con otros chicos mas, que todos tienen en común que no pasan por el mejor momento de su vida.

La introducción de la serie y de este primer capítulo no está nada mal. La música es intrigante e impresiona ese plano cenital en el que Viciousmen, tras ser raptado por dos hombres a la entrada de una nave abandonada, despierta y abre esos preciosos ojos azules y se ve rodeado de un grupo de chicos que, como él, lucen un chándal monísimo turquesa y con un número escrito a mano, como los presos. 

El almacén abandonado en El Paralelo de Barcelona, donde se ha rodado esta escena, es todo un acierto, como tambien lo es esa plataforma que sube y baja, con una estructura en forma de X, en la que aparecen y desaparecen los cabecillas de esta organización. Todos ellos uniformados con monos negros y rojos, y con una máscara cubriendo su cara.  Les avisan que el juego va a comenzar dentro de una hora y que tendrán que superar una serie de pruebas. El que las pase todas, saldrá de allí sin necesidad de volverse a preocupar más por el dinero en su vida. Mientras pasan esos 60 minutos, ¿qué se podría hacer? Pues follar.

Me habéis leído en más de una ocasión, muchas veces, para ser sincero, que últimamente se ruedan muchas producciones sin sentido, sin ton ni son, como churros. Como si se tratase de una producción industrial, sin enjundia, y es algo que realmente no me motiva a disfrutar de la pornografía. Por ello, antes que nada, tengo que decir que Squad Game, que bebe de la misma filosofía de La casa de cartón, es todo un acierto. 



Que un grupo de chicos, capitaneados en esta ocasión por Nando Rey, decida hacer un producto así para sus plataformas de fans tiene su mérito y es de valorar muy positivamente. Sobre todo, cuando estamos acostumbrados a grabaciones en las que simplemente hay dos o más chicos que mantienen relaciones sexuales delante de una cámara, pero nos falta ese plus de la historia, el saber qué ha provocado esa acción y que, en la mayoría de los casos, generaría más morbo en el espectador que lo contempla.

En la primera parte de esta serie porno hay un grupo de tíos, cazados para jugar al Squad Game, que decide sobrellevar la espera de esta importante prueba disfrutando del sexo. Vale, te lo compro, algo forzado, si te lo planteas, pero así es la ficción, que todo puede suceder. Los ocho chicos se dividen, no sabemos si al azar, en dos grupos que acaban haciendo un cuarteto cada uno, compartiendo ambos un mismo espacio escénico.

Es curioso, cuanto menos, la estructura en la que se desarrolla este doble cuarteto. En una primera parte, entran en acción Nando Rey, Orlando Flores, David Myburn y Wolf Rayet. Solo vemos durante una buena parte del tiempo a estos cuatro chicos follando, antes de que el plano se amplíe y nos recuerde que también se encuentran allí  Alexiel Devil Boy, Kike Gil, Roxas y Viciousmen, quienes también comienzan a follar entre ellos, desapareciendo del plano los cuatro primeros. Al final, la cámara vuelve a ampliar sus miras para incluirlos a todos en el enfoque, pero no hay interacción entre uno y otro grupo.

Una técnica narrativa que me recuerda especialmente al mundo del teatro, imaginando que la acción ocurre sobre un escenario. Primero iluminando una parte de la escena, con los cuatro primeros chicos disfrutando del sexo, para, en una segunda parte, iluminar la otra parte y poner el foco en los cuatro restantes. Al final, se ilumina completamente el escenario y se ve a los ocho en escena hasta el final del primer acto.

Técnicamente, la escena cuenta con una excelente iluminación, con la que brillan esos chándales azules y con la que resalta y gana en definición la anatomía de los chicos. Además,  contar tras la cámara con un profesional como Macho Jim también es un acierto, ya que su objetivo sabe lo que tiene que captar en todo momento, pasando de planos más generales de situación, a visiones más cercanas y detallistas. Y, aunque no soy muy partidario de la música de fondo en las creaciones porno, porque enturbian más que realzan la acción, en este caso no me llega a chirriar del todo. 



Por parte, por grupos, de la primera tanda no puedo dejar de resaltar el rollazo que le imprime Nando Rey a todo lo que hace. Es de esos chicos de plataformas de fans que actúan cuando follan delante de una cámara y no se limitan a follar, simplemente, que son dos cosas muy diferentes. En él hay expresiones de deseo en su mirada y hay interacción con el resto, sabiendo lo que hacer en cada momento. Además, me ha encantado, que no lo conocía, Wolf Rayet, una monada de chico, muy sexy y con buen cuerpo, que, además, en su papel de activo, al menos sabe mantener la erección durante la mayor parte de la escena... y eso es de agradecer.

Un detalle interesante de este primer grupo de chicos, aunque pueda parecer una tontería, es ver cómo todos mantienen bajados, en los tobillos, sus pantalones del chándal, sin quitárselos del todo, como en un aquí te pillo, aquí te mato. Y mi momento favorito de este primer cuarteto, cuando Wolf se folla a Orlando, de rodillas en el suelo, mientras este se la come a Nando, que está siendo follado por David, ambos de pie. Muy buen conjunto y plano. O ver a Nando cabalgando sobre la polla de Wolf, también es una delicia, que nos da paso al segundo cuarteto de la escena, que tumba un colchón en el suelo y entra en acción.

En el segundo grupo, al igual que decía de Nando Rey, siempre es un gustazo reencontrarse delante de la cámara con Kike Gil, un tío que sabe actuar y ponerle actitud a su interpretación. Muy buena su parte con Alexiel Devil Boy. Por lo demás, Viciousmen saca su lado más morboso y vicioso, de chico malo, con ese corte de pelo tan alternativo, y presumiendo de culazo, uno de los mejores de esta primera parte de Squad Game. Además de que, saliendo de los estereotipos, mola ver a un tiarrón, con pinta de heterazo, dejándose follar por otro chico, en este caso, Roxas, que podría haber encajado más en el arquetipo de pasivo. Solo una pega a esta parte de la escena: la interpretación de Viciousmen durante la follada puede parecer algo excesiva, unos cuantos decibelios por encima de lo normal. Destacando, a pesar de que parece que pasa desapercibido, el buen trabajo como activo de Alexiel.

El tema de las corridas merece una mención aparte porque o no la hay, o no se ve o cuando se muestra lo hace en una apariencia muy artificial. Reconozco que en este sentido soy muy desconfiado últimamente, pero noto como a los chicos que graban contenido porno parece que les cuesta llegar a una eyaculación como Dios manda. Ya he dicho en muchas ocasiones que no hace falta correrse para disfrutar del sexo, pero, no podemos obviar, que es el mejor punto y final para una acción sexual. Y muchas veces falla y, en este caso, es lo que pasa.

  • Lo mejor: La idea original.
  • Una pega: El momento corridas.
  • Una curiosidad: Versión porno de la serie El juego del calamar.
  • Puntuación: ★★★★☆

Si quieres ver un adelanto de esta escena, entra en el siguiente enlace.





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